7.10.11
Tres tipos en un café. El primero era Édgar, pero no yo, si no uno exactamente igual a mí. El otro era un tipo desconocido sentado a su lado derecho, y yo frente a ellos en la misma mesa.
-Édgar se muda hoy.- dijo el desconocido mientras Édgar agachaba la mirada sin decir nada.
Yo escuchaba la noticia pero no entendía de principio e interpreté de la peor manera. Imaginé a un Édgar que declaraba un absurdo voto de silencio. Sin querer entender, imaginaba a un Édgar deliberadamente mudo.
-Édgar se va hoy.- insistió, y Édgar sólo asentía con la cabeza.
Ahora estaba claro, Édgar; el que luce igual a mí, se va inevitablemente. Al darme cuenta del malentendido me sentí demasiado ruborizado a pesar de que nadie podía enterarse de mi falta de perspicacia.
Por otro lado, comencé a sentir una tristeza, por su -mí- retirada, unida ahora a la idea de que mi confusión circunstancial se debía a una especie de negación, como si me pareciera descabellado un cambio de domicilio. Tristeza por no querer que se fuera y mortificación por no saber por qué tenía que hacerlo. Descarté por completo, o más bien, ni siquiera consideré que podría tratarse de una mudanza.
Una negación que permitiera prestarme a una fantasía simplona que lo conservara más tiempo conmigo.
Luego soñé otras cosas con menos sentido…
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Icarus Himself - "Wake up"
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